EL ARTE DE LA PREHISTORIA

Introducción 

El hombre es una criatura singular, posee un cúmulo de dones que lo hacen único entre los animales. A diferencia de ellos no es una figura mas del paisaje, es un modelador de éste.
En cuerpo y mente es el inquieto animal explorador de la naturaleza, que no ha encontrado, sino que ha creado su lugar en cada continente.

Entre todos los animales, es el hombre el único que no se haya encadenado a su ambiente. Su imaginación, su razón, sus delicadas emociones y su vigor, le permiten no aceptar el medio sino cambiarlo.

El hombre se distingue de los demás animales por su riqueza imaginativa: planea, inventa, realiza nuevos descubrimientos, armonizando sus diversas capacidades y sus descubrimientos se hacen más sutiles e importantes a medida que aprende a combinar sus facultades de manera más compleja y sutil y por lo tanto es capaz de elaborar un sin número de instrumentos y herramientas desde las más simples hasta las más sofisticadas.
En el proceso del hombre en que busca respuesta a sus inquietudes, se abren tres posibilidades en su conexión con el Todo. Estas, a las que llamamos ventanas, conducen a la trascendencia del ser humano, están abiertas en la habitación de la ciencia, en el ara de la re-ligión (considerada estrictamente bajo el origen etimológico: re ligar, volver a ligar con el origen), y en el taller del arte. Tres manifestaciones humanas que alimentan el espíritu y el conocimiento, que proponen una visión del mundo a través de los ojos del creador, del investigador, del pensador.

Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, y esto no se refiere a la apariencia física, como muchos creen, se refiere al poder creador. Dios es el máximo creador y concedió ese don al hombre, para que subsistiera dentro de la magna naturaleza, y lo que es más importante, para que hiciera de su existencia una experiencia feliz. Son los seres creativos los que saben o están más expuestos a descubrir nuevas alternativas, los que buscan, los que necesitan estar siempre creando...El arte, por lo tanto, no es una manifestación independiente, sino una forma de expresión humana que viene desde lo profundo de cada ser. El hombre posee esta capacidad creadora, la cuál le permite adaptarse al medio... o adaptar el medio a sus necesidades.

Hay toda una historia detrás del hombre que debemos reconocer. Éste ha ido ascendiento, evolucinando desde el principio hasta hoy, descubriendo sus talentos y facultades, creando en el camino "monumentos" que marcan las etapas de su comprensión de la naturaleza y de sí mismo.

El admirar únicamente nuestros propios triunfos como si carecieran de pasado, sería hacer una caricatura de nuestro conocimiento...

Como es natural, la forma de expresión artística ha ido evolucionando junto con el hombre. Se podría decir, por ejemplo, que comenzó siendo una expresión basada en la necesidad de dejar una huella, de marcar su territorio, de dominar al animal que necesitaba cazar; era la urgencia por reproducir y mantener su especie; y con el tiempo quiso experimentar una experiencia más lúdica, creando formas y colores también con un fin recreativo. Cuando tomó conciencia de lo que era capaz, comenzó a experimentar, a investigar y fue desarrollando cada vez más su capacidad creadora...

Debemos siempre tener presente que el verdadero contenido de la evolución del hombre, tanto biológica como cultural, es la elaboración de un nuevo comportamiento, la creatividad para buscar y encontrar algo nuevo.

No es la mas majestuosa de las criaturas, pero el posee algo que los demás animales no tienen, un caudal de facultades que por sí solo enmas de tres millones de años de vida le hizo creativo. Cada animal deja vestigio de lo que fue, sólo el hombre deja vestigio de lo que ha creado.

Este es entonces el planteamiento de este estudio. Un enfoque del arte en la historia de cada època en que el hombre vive, buscando la relación entre el hombre y cómo se ve a sí mismo inserto en los acontecimientos históricos, y al artista como un visionario que la representa con su obra.

La Prehistoria 

Muchos estudiosos coinciden que el hombre existe en la tierra desde hace unos 4 millones de años. Y ya desde esa época, según lo que se ha descubierto en las cavernas, encontramos las primeras manifestaciones del hombre a través del arte. Se han encontrado también objetos de uso cotidiano, tanto como vasijas, herramientas de trabajo y otros utensilios, que presentan tanto en sus formas como en su decorado, figuras, dibujos y tallados que han llamado nuestra atención por su finura y delicadeza en la forma, por el color y por las texturas. El uso de diversos materiales, como piedra, cuero animal, madera, astas de reno, etc. nos indican una clara intención artístico-decorativa.. Estas manifestaciones presentan un cambio en la expresión artística del hombre prehistórico, ya que podemos deducir que no sólo utilizó el arte como expresión pura o mágica de su mundo, como lo vemos en las pinturas de las cavernas, sino que también le dio una connotación estética, al decorar y experimentar con distintas formas los objetos de su uso cotidiano. Según esto, se ha dividido la prehistoria, en dos etapas:   Desde la era en que el hombre llevaba una vida nómada, en la que se han encontrado manifestaciones de arte en los rincones de las cavernas; cuando sale de éstas y se establece en tribus, practica la domesticación de los animales, la ganadería y desarrolla la agricultura porque las condiciones climáticas así se lo permiten; hasta en la que se encuentran manifestaciones artísticas en los objetos que utiliza, los que reflejan un cambio en el estilo formal de su expresión, y lo que nos indica también un cambio en la concepción de mundo del hombre primitivo.
Estas dos etapas son: la Era Paleolítica y la Era Neolítica. El final de la Era Neolítica, estaría señalado con el descubrimiento de la escritura, con la que termina el concepto de Prehistoria y se comienza a hablar de Historia.


         

 
Lo que nos interesa analizar es puramente el contenido artístico de estas imágenes, ya que todos conocemos la veracidad que estas representaciones tienen. Las dos de abajo son astas de reno tallada... es evidente la intención decorativa que nos muestran.. además de darles un uso práctico, al hombre le interesa la estética del objeto. Y las dos de arriba corresponden a pinturas rupestres de distintas épocas. La primera corresponde a la época paleolítica, en la que el hombre era naturalista y la segunda es de la época neolítica, en la que empieza a vislumbrarse una interpretación mas abstracta, mas gemetrica, y aparecen imagenes del ser humano.


La Era Paleolítica 
Paleo: antiguo. 
Lítico: piedra
Antigua Edad de Piedra


Después que terminaba en Europa el último período de glaciación, el hombre del paleolítico vagaba de un lugar a otro en busca de frutos para comer y animales para cazar. Le gustaba vivir en cavernas o bajo la protección de rocas salientes, dondequiera que las encontraba.  Se han descubierto muchos lugares de esta clase, principalmente en España, en la caverna de Altamira y en el sudoeste de Francia, en la cueva de Lascaux, en la región francesa de Dordogne.  Serán estos lugares en los que centraremos nuestra investigación.
Hay, dentro de estas cavernas, en la superficie de la roca, obras pictóricas impresionantes.  Reproducciones increíbles de animales, grabadas, pintadas o talladas que han perdurado durante todo este largo período del mundo.  ¿Cómo han logrado estas pinturas sobrevivir intactas después de tantos siglos?   Pareciera que el hombre prehistórico quería dejarnos su huella “expresiva”,  ya que estas pinturas nunca se hallan cerca de la boca de una cueva,  ahí estarían expuestas a ser descubiertas fácilmente, o destruidas debido a la erosión.   Son imágenes escondidas en las entrañas de la tierra, siempre en las profundidades más recónditas y oscuras,  las que nos hacen reflexionar sobre la finalidad de estas pinturas,  quizás probablemente había que protegerlas de casuales intrusos,  o tal vez tenían un sentido mucho mas trascendente que el de un simple decorado.
Para comprender estas obras expresivas y entender sus motivaciones, tenemos que intentar viajar en la mente del hombre del paleolítico, desde sus manifestaciones artísticas más simples hasta el momento en que logra un dominio pleno de su forma de representar.
La primera manifestación plástica que encontramos es la estampa de sus propias manos sobre la roca, posiblemente realizada como un juego en un comienzo, y después con la intención de establecer una marca personal que comunicara a todo el que viese aquella huella de su mano, “yo estuve aquí”. 




Si nos detenemos y observamos a nuestro alrededor, veremos que este impulso es tan propio del ser humano, tanto en la era prehistórica como en nuestros días,  independiente de su desarrollo intelectual o de su grado de cultura. Así descubrimos, en estas manos estampadas en la roca, un primer intento de imagen, que pretende expresar un sello, una huella personal.

Más tarde, aparecerán una serie de imágenes de animales realizadas de manera naturalista, que nos revelan un gran desarrollo tanto en la observación,  como en la reproducción de la realidad.






Pero entre las manos estampadas en la roca, y el fiel y vivo dibujo de un animal, han pasado muchos miles de años de perfeccionamiento, de prueba y error para conseguir una acabada técnica en la representación de la forma.
Dejémonos llevar, entonces, en este viaje imaginario por la mente creativa y sensible del artista paleolítico, y situémonos en una caverna, junto a aquel ser sensible distinto al resto, en algún momento de descanso o solo en un instante de ocio, que distraído observa las paredes de la caverna... De pronto, descubre que los relieves rocosos le insinúan la forma de algún animal, de los mismos que ve correr por la pradera y que muchas veces ha tenido que observar escondido por horas, para poderlo cazar. Es así como al ver a este animal tan cercano a sus sentidos, insinuado en la superficie rocosa, tuvo como primer impulso tomar un trozo de rama carbonizada, y delinear con un trazo firme un contorno, para que la forma insinuada en la roca se convierta en la figura imaginada.  Maravillado con este descubrimiento, siguió haciendo trazos, ya no sólo aprovechando los relieves de la roca, sino creando sus propias formas.. investigando también con otros materiales. Posiblemente, desde ese momento fue admirado por su facultad y considerado especial por los demás, y estimulado por éstos a perfeccionar este oficio.

No podemos dejar de mencionar entonces, el carácter lúdico que también tienen estas representaciones en las cavernas que mencionamos. El juego, y también el ocio, pueden ser entonces las primeras causas de la realización de estas pinturas. Entonces, en principio, es el juego el que decide cuándo la obra de arte se realiza, y ésta se convierte en algo distinto a la respuesta a una necesidad de utilidad. El hombre adquiere así el dominio de una capacidad nueva y misteriosa. Entramos entonces en un tema interesante que ha estado siempre presente a través de toda la historia humana:

 El Rito y la Magia

  Es probable que estas pinturas fueran trazadas como parte de un ritual de magia. Era así como los hombres de la primera edad de piedra sentían que aseguraban, por ejemplo, el éxito de una expedición de cacería, realizando representaciones pictóricas del animal o de los animales a los que querían dominar.
El hombre, fue capaz de crear y dar vida a un animal igual al que cazaba que le causaba tanto temor. Lo capturó en una imagen latente, que no causaba ningún daño, dónde lo representaba quizás más débil y desvalido, perdía entonces el miedo y tomaba fuerzas para salir a la pradera a cazarlo.
Por lo tanto, el ritual mágico que pretendía el hombre prehistórico al trazar la representación de un animal, era que esta representación era el propio animal, para el no existía una clara distinción entre la imagen y la realidad y así, con esta intención situaba al animal a su alcance y “matando” la imagen creía matar a su espíritu vital. Así era como la imagen “muerta” perdía para el su potencia, por el rito de su sacrificio y la magia surgía efecto. Los cazadores, cuyo valor se veía así fortalecido, tenían armas y un dominio mágico sobre el animal elegido.
Todo este ritual lo imaginamos observando las pinturas que perduraron hasta nuestros días, y vemos que también hay líneas que aparecen representando flechas y lanzas, las que son trazadas apuntando hacia los animales.
J. Bronowski, en su bello libro: “El Ascenso del Hombre”, dice al respecto:

“...Aquí, sólo puedo ofrecerle mi punto de vista personal. Creo que el poder que vemos expresado aquí por primera vez es el poder de la anticipación: la imaginación proyectada hacia adelante. En estas pinturas el cazador se familiarizaba con peligros que sabía tendría que afrontar, pero que todavía no había arrostrado. Cuando el cazador era traído a este sitio en medio de la oscuridad y de pronto se proyectaba una luz sobre las pinturas, veía al bisonte como lo tendría que ver frente a sí, veía al rápido venado, veía al esquivo jabalí. Y se sentía solo frente a ellos como se sentiría en la cacería. Se le hacía patente el momento del miedo; su brazo armado se flexionaba frente a una experiencia por venir y ante la cual no debería sentir miedo. El pintor había congelado el momento del miedo y el cazador pasaba por él a través de la pintura como a través de aire comprimido...”

Arnold Heusser en su libro "Historia Social de la Literatura y el Arte", analiza también este misterio, de acuerdo con los comentarios de Bronowski, Heusser nos dice:

"Las representaciones plásticas eran una parte del aparejo técnico de esa magia; eran la trampa en la que la caza tenía que caer; o mejor, eran la trampa con el animal capturado ya, pues la pintura era al mismo tiempo la representación y la cosa representada, era el deseo y la satisfacción del deseo a la vez. El pintor y cazador paleolítico pensaba que con la pintura poseía ya la cosa misma, pensaba que con el retrato del objeto había adquirido poder sobre el objeto; creía que el animal de la realidad sufría la misma muerte que se ejecutaba sobre el animal retratado. La representación pictórica no era en su pensamiento sino la anticipación del efecto deseado; el acontecimiento real tenía que seguir inevitablemente a la mágica simulación; mejor todavía, estaba ya contenido en ella, puesto que el uno estaba separado de la otra nada más que por el medio supuestamente irreal del espacio y del tiempo. El arte no era, por tanto, una función simbólica, sino una acción objetivamente real, una auténtica causación. No era el pensamiento el que mataba, no era la fe la que ejecutaba el milagro; el hecho real, la imagen concreta, la caza verdadera dada a la pintura eran las que realiza el encantamiento. Cuando el artista paleolítico pintaba un animal sobre la roca, creaba un animal verdadero. El mundo de la ficción y de la pintura, la esfera del arte y de la mera imitación, no eran todavía para él una provincia especial, diferente y separada de la realidad empírica; no enfrentaba todavía la una a la otra, sino que veía en una la continuación directa e inmediata de la otra."  

 Si observamos las pinturas que fueron creadas en las antiguas cavernas, éstas recrean el estilo de vida del cazador paleolítico, y nos proporcionan un registro histórico del pasado; es como una ventana que se abre y que nos invita a reflexionar y a visualizar con más claridad la concepción del mundo de aquellos primeros seres humanos. Frente a las características de estas pinturas y según lo que dice Bronowsky, ante el fenómeno de que el hombre intentaba anticiparse a lo que podía suceder en el futuro, cazando al animal representándolo fielmente en su pintura antes de salir a su encuentro; nuestra reflexión se enfoca hacia que si realmente hubo esa intención, un intento de mirar hacia adelante, es el momento en que nos damos cuenta que esta capacidad es una facultad humana fuera del alcance de lo que cualquier animal puede hacer. Y esta facultad única sería entonces la imaginación.
Citemos nuevamente a Bronowsky:

“....la imaginación es un telescopio en el tiempo, pues estamos viendo retrospectivamente la experiencia del pasado. Los hombres que realizaron estas pinturas, los hombres entonces presentes, pudieron ver hacia adelante por el telescopio. Pudieron quizá prever el ascenso del hombre, porque lo que llamamos evolución cultural es fundamentalmente un desarrollo y un ensanchamiento constante de la imaginación humana.”

Existen, entonces una diversidad de opiniones y análisis sobre el sentido mágico de las pinturas rupestres encontradas en las cavernas de Europa. La vida, las costumbres y creencias de los seres humanos de esa época, siempre va a constituir para nosotros un misterio. Podemos, eso sí, gracias a estas representaciones, tratar de comprender algo de su vida, y reconocer que la idea de que el hombre no se diferenciaba de los animales, queda descartada.
Otras teorías de análisis de las imágenes representadas en las cavernas, tanto pinturas como pequeñas reproducciones de piedra de figuras humanas y animales, también nos llevan a reflexionar sobre el carácter mágico, que el hombre primitivo le daba. No debemos dejar de reconocer que lo erótico era también una característica importante en la temática de las obras representadas, ya que el descubrimiento del placer físico y la búsqueda de éste formaban parte de la vida cotidiana y natural de los hombres de esa época. Si nos trasladamos nuevamente a la época del hombre primitivo, podremos darnos cuenta de que toda su sexualidad se encontraba ajena a los conceptos que actualmente tenemos de ésta. En su cotidianeidad debe haber estado presente el descubrirse, el reconocer zonas de su cuerpo que luego de un roce ocasional, éste le proporcionara placer y en los momentos en que este impulso se hacía evidente de alguna manera necesitaban satisfacerlo. Este impulso, nuevo para ellos, los lleva a considerar la satisfacción del deseo sexual como algo fundamental dentro de su existencia, constituyéndose ésta una inquietud importante, tan básica como alimentarse. Existen representaciones de cuerpos femeninos con sus órganos sexuales resaltados, hombres con el sexo erguido y también figuras que perfectamente representan una relación sexual. La sexualidad y el erotismo era, entonces un tema importante dentro de la temática representativa, debido también al instinto.

La connotación mágica de estas representaciones, tiene que ver luego, con la necesidad de reproducir la especie, y asegurar así la supervivencia.
Con respecto a las formas naturalistas de esta época, Hausser explica:


"El naturalismo prehistórico es un arte que avanza desde una fidelidad lineal a la naturaleza, fidelidad en la que las formas individuales están todavía modeladas un poco rígida y laboriosamente, hasta una técnica más ágil y sugestiva, casi impresionista, y que sabe dar una forma cada vez más pictórica, instantánea y aparentemente espontánea a la impresión óptica que pretende presentar. La corrección y la exactitud del dibujo alcanzan un nivel de virtuosismo tal que llegan a dominar actitudes y aspectos cada vez más difíciles, movimientos y gestos cada vez más ligeros, escorzos e intersecciones cada vez más osados. Este naturalismo no es en absoluto una fórmula fija, estacionaria, sino una forma viva y movible, que intenta reproducir la realidad con los medios mas variados, y ejecuta sus tareas unas veces con la mayor destreza y otras con mínima habilidad. El estado de naturaleza instintiva y confusa ha sido ya ampliamente rebasado, pero queda todavía un largo trecho para llegar al período de civilización creador de fórmulas rígidas y fijas." 

Son tan impresionantes, que teóricos como él intentan también analizarlas del punto de vista pictórico y formal, casi con la intención de encasillarlas en algún estilo pictórico...   

"Por otra parte, la característica más peculiar de los dibujos naturalistas del Paleolítico es que ofrecen la impresión visual de una manera tan directa y pura, tan libre de añadidos o restricciones intelectuales, que hasta el impresionismo moderno apenas nos es posible encontrar un paralelo a este arte en el arte posterior. En este arte prehistórico descubrimos estudios de movimientos que nos recuerdan ya las modernas instantáneas fotografías; esto no lo volveremos a encontrar hasta las pinturas de un Degas o un Toulouse-Lautrec. Por ello, a los ojos no adiestrados por el impresionismo estas pinturas tienen que parecerles en muchos casos mal dibujadas e incomprensibles. Los pintores del Paleolítico eran capaces todavía de ver, simplemente con los ojos, matices delicados que nosotros sólo podemos descubrir con ayuda de complicados instrumentos científicos."

En resumen, el hombre del Paleolítico llevaba una existencia irregular y nómada propia del cazador y recolector de sustancias alimenticias, recogiendo los frutos que la Naturaleza le proporcionaba. Se encontraba dependiendo de fuerzas naturales que no podía comprender ni dominar, por lo tanto, necesitaba representar fielmente la naturaleza para lograr dominarla. Desde entonces, el arte ha sido un medio de expresión, de manifestación de las inquietudes humanas. Por medio de éste hemos podido abrir esta ventana hacia el pasado y percibir en esencia la forma de vida de los seres que poblaron la tierra hace millones de años.
El arte que caracterizaba al hombre prehistórico de la era paleolítica era entonces en esencia Naturalista. (Ver glosario).

La Era Neolítica 
Neo: nuevo  
Lítico: piedra 
Nueva Edad de Piedra 


Aunque durante estas dos edades de piedra, la paleolítica y la neolítica, el hombre siguió dependiendo de la piedra como material para elaborar sus utensilios, existen entre éstas, diferencias básicas debido a los cambios profundos en las ideas sobre el hombre en sí mismo, y sobre el medio que lo rodea.

El hombre aprendió por medio de su propio esfuerzo a guardar reservas de alimentos, aunque en un comienzo, cambia de lugar al agotarse en éste el alimento de los animales, finalmente se estableció de manera permanente en comunidades aldeanas.

El tener bienes  trae consigo el temor a la pérdida, y de esta forma surge la necesidad de creer en energías superiores, los     espíritus benéficos, maléficos, la idea de lo desconocido y el misterio, el estado cultural del animismo, la adoración de espíritus, la fe en las almas y el culto a los muertos.   El culto y el animismo sustituyen entonces, a la magia.  Estos los protegen del temor a la muerte, al hambre y a la dependencia del clima, de las pestes.
Con la fe y el culto, surge la necesidad de amuletos, símbolos sagrados, ofrendas, y monumentos funerarios.  Encontramos así por una parte, restos de ídolos de un arte sepulcral sagrado y por otra una cerámica con formas decorativas que brotan del espíritu de la artesanía y su técnica.
El paso del estado de cazadores del período paleolítico a agricultores en este período, llevó forzosamente al hombre a estos cambios, los que hallaron expresión en el Arte.
Se abandona el estilo del paleolítico, en el que con devoción y minucioso detalle, el hombre representaba  la realidad.
Todos los cambios que sufre el hombre, tanto en la forma de vida como en su concepción del mundo, se ven reflejados en su expresión plástica, en la nueva forma de representar esta visión: 
El creador neolítico deforma y sintetiza, estiliza e idealiza, reemplaza los fenómenos y experiencias directas por pensamientos e interpretaciones en busca de imágenes que lo conecten con el mundo más allá de la realidad, por que ésta es cotidiana, está constantemente presente, y la nueva necesidad se orienta al mundo espiritual.
 En este período el arte pierde su naturalismo y se transforma en un arte geométricamente estilizado.  Se tiende a crear más un símbolo que una imagen.  El artista no dibuja sólo lo que ve, sino que a partir de lo que ve crea un símbolo, un concepto, una idea. El símbolo toma el lugar de la imagen.

Según Heusser  "Los dibujos rupestres del Neolítico interpretan la figura humana por medio de dos o tres simples formas geométricas: por ejemplo, mediante una recta vertical para el tronco y dos semicírculos, vueltos el uno hacia arriba y el otro hacia abajo, para los brazos y las piernas."




 Animismo y Geometrismo 

La concepción del arte del hombre del período neolítico está entonces condicionada también por su forma de vida.  Surge un nuevo arte, como decíamos más simbólico que ya no es arbitrario, sino está sujeto a las formas de vida del hombre de la época.  
Citemos a Hausser:    "El animismo divide el mundo en una realidad y una suprarrealidad, en un mundo fenoménico visible y un mundo espiritual invisible, en un cuerpo mortal y un alma inmortal. Los usos y ritos funerarios no dejan duda alguna de que el hombre del Neolítico comenzó ya a figurarse el alma como una sustancia que se separaba del cuerpo. La visión que la magia tiene del mundo es monística; ve la realidad en forma de un conglomerado simple, de un continuo ininterrumpido y coherente; el animismo, en cambio, es dualista y funda su conocimiento y su fe en un sistema de dos mundos. La magia es sensualista y se adhiere a lo concreto; el animismo es dualista y se inclina a la abstracción. En una, el pensamiento está dirigido a la vida de este mundo; el otro, a la vida del mundo del más allá. Este es, principalmente, el motivo de que el arte del Paleolítico reproduzca las cosas de manera fiel a la vida y a la realidad, y el arte del Neolítico, por el contrario, contraponga a la común realidad empírica un trasmundo idealizado y estilizado. "

El orden y la religión aparecen inevitablemente debido a los miedos del hombre a perder sus pertenencias y a la muerte, sobreviene un culto al más allá  y una creencia en la vida después de la muerte con el afán de permanencia.

El creador de imágenes de espíritus, dioses y hombres, de utensilios decorativos, ya no es el mago inspirado ni el mero individuo hábil en su trabajo, sino el artesano que cincela esculturas, pinta cuadros, modela vasijas igual que otros que hacen hachas y zapatos.  Apenas disfruta de una estimación más alta que el herrero o el zapatero.
Por un momento en la historia, el arte descansa de su trascendencia y deja de estar ligado a los deseos o ideales humanos importantes, manteniéndose en una labor artesanal en que la habilidad manual es más importante que la magia naturalista o el concepto estilístico.
Poco a poco, estos asentamientos rurales se convierten en urbes primitivas y la manifestación  artística se vuelve más al servicio de la habilidad que de la expresión misma, sin abandonarla totalmente.  El arte se transforma en el vocero de la religión y de las creencias sobrenaturales, como también el que representa al gobernante y sus hazañas.


A partir de todo este análisis,  podemos deducir que la diferencia entre los períodos paleolítico y neolítico se establece al considerar que el pintor paleolítico era esencialmente cazador y por esto debía ser un buen observador:  conocía perfectamente a los animales y sus movimientos, sus actitudes, sus zonas de pastoreo, sus migraciones y las débiles huellas que éste dejaba.  Tenía una vista y un oído agudos, adiestrados para distinguir las distintas especies.  Todos sus sentidos están orientados hacia el exterior, vueltos hacia la realidad concreta.  Esta  actitud y cualidades caracterizan también al mencionado arte naturalista.

El agricultor neolítico, en cambio no necesita ya la vista aguda del cazador, posee otra disposición, desarrolla una capacidad de abstracción y un pensamiento más racional.  Lo que se manifiesta en su capacidad de síntesis y de estilización de la forma.  Todo esto se produce porque el hombre comienza a buscar una realidad que está más allá que la concreta.


































 




3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy lindo trabajo. Excelente explicación de cada paso y pensamiento del hombre primitivo.

Clarisa dijo...

Muchísimas gracias maestra, su información es muy didáctica. Gracias

Lole Ferrada Sullivan dijo...

Gracias Clarisa es la intencion. El arte llega a todos y es de todos